La muerte no es nada. Yo sólo me he ido a la habitación de al lado. Yo
soy yo, tú eres tú. Lo que éramos el uno para el otro, lo seguimos
siendo.
Llámame por el nombre que me has llamado siempre, háblame como siempre
lo has hecho. No lo hagas con un tono diferente, de manera solemne o
triste. Sigue riéndote de lo que nos hacía reír juntos. Que se pronuncie
mi nombre en casa como siempre lo ha sido, sin énfasis ninguno, sin
rastro de sombra.
La vida es lo que es lo que siempre ha sido. El hilo no está cortado.
¿Por qué estaría yo fuera de tu mente, simplemente porque estoy fuera de
tu vista?
Te espero…No estoy lejos, justo del otro lado del camino…Ves, todo va
bien. Volverás a encontrar mi corazón. Volverás a encontrar mi ternura
acentuada. Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas.
San Agustín.
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