~De tu mano yo te sigo, con la fe de un ciego~

La miré a los ojos y sentí que quería pasar el resto de mi vida abrazada a esa mujer. Quizás no pueda darles una buena explicación, en primer lugar porque es la primera vez que sucede, y en segundo lugar, porque existen límites lingüísticos que -afortunadamente- el amor sobrepasa. 
La miré perdidamente enamorada y ansiosa por besarla; tomadas de la mano, aunque yo sentía que en realidad me sujetó a su mundo. La miré convencida de querer una vida con ella, de que sean esos ojos con los que despierte cada mañana; que sean las manos que me sostenían en ese momento las mismas que cada noche se encuentren amarradas a mí . Y entre besos espontáneos nacieron de susurros un "te amo"... tan inmensamente felices, y ella tan inmensamente bella. 

Feliz primer día, del resto de nuestras vidas Mi amor!