miércoles, 21 de septiembre de 2016

Estudiante, hasta el último día de mi vida...


Lo que tenía en la mano, era justamente una evaluación de matemáticas. Último exámen de la secundaria, mi pasaje a los estudios superiores. Y acá estoy exactamente 10 años más tarde, con una carrera finalizada y otra avanzada; acá estoy con el amor intacto por el conocimiento; con la misma ansiedad cada vez que me toca rendir un parcial -imaginen el trauma del final-. Acá estoy con los libros desordenados en mi escritorio y los apuntes por mil lados de mi habitación; con madrugadas de insomnio, tardes de trabajo mezcladas con estudio y habilitando cada vez un nuevo hogar para mi lectura... el tren, el baño, subte, el parque, la calle, los locales de comidas rápidas, en cada lugar, hay un poquito de mi Filosofía. Aún con los sueños intactos de cualquier chicx que desde pequeñx tiene la esperanza de cambiar el mundo. 
No creo que la "juventud está perdida", pero lo que si me parece es que somos los adultos los responsables de alimentarles las ganas de crecer, de estudiar, superarse, saber por saber o saber para hacer... en algún punto no importa, porque sea como sea nos construye. Somos los adultos los responsables de demostrarles que no son sueños inútiles, y que si queremos ser distintos, si pretendemos hacer revolución, la mejor forma es ESTUDIANDO. La educación es la puerta a la libertad, porque al ignorante... al pueblo ignorante, cualquiera lo maneja. No ser mediocres, es responsabilidad de cada uno.  

Sea importante, no sea resto.

 












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