martes, 21 de marzo de 2017

#CuestióndeDIGNIDADresguardada

No culpo a los pacientes, sé perfectamente lo que se siente estar desesperado porque nuestro cuerpo no es con el que nos gustaría vivir. No los culpo ni me les cago de risa en la cara porque sé lo que significa mirarte en el espejo y encontrar más defectos que virtudes e intentar innumerables ritos -que nos desestabilizan emocionalmente- solo para que la cosa mejore un poquito a nuestro favor; y además sé de la fuerza que hay que tener cuando todo el mundo te dice "No vas a poder" y esperan como aves de rapiña que te vuelvas a caer. Porque las obras sociales no se hacen cargo, el tratamiento es carísimo y de por vida. Por eso, y varias razones más no los culpo. Quizás si siempre aclaro que yo jamás haría cosa semejante, pero porque no lo haría con ningún aspecto de mi vida -No, puedo militar por nuestros derechos y en nombre del amor, pero bajo ningún punto de vista ingresaría a un reality show con otras 14 tortas a pelear por el primer puesto y ver quién se pone primera en bolas-. Aún así, y teniendo en cuenta que ellos están en ese lugar por decisión propia -Según Sartre, aunque parezca que no existen otras salidas, unx siempre puede elegir... ellxs pueden preferir morir, por ejemplo. Sí, morir- no siento que pueda culparlos, ni juzarlos.
A quienes responsabilizo es a las autoridades. Llevan años en los medios buscando que la gente se exponga a situaciones que lejos de ayudarlos los pone peor. Sino contame cómo se explica que difundas por los medios de comunicación cómo sacaste a una persona que pesa más de 400kg por la ventana; que vinieron los bomberos; que lo sacaron entre muchos y debieron amarrarlo... y sobre todo decime qué clase de conciencia creas si la persona que ganó ese reality regresó años después con el doble de peso. Y no estamos hablando de 30kg más, 50kg ni 70kg más; estamos hablando de 200kg más. Y volver en estas condiciones... ¿No te parece un negocio?... ¿Dónde está el componente humano?, ¿Por qué si la prioridad era ayudarlo no fueron en silencio y le dieron una mano?, ¿Era necesario mostrarlo y empujarlo al morbo?... 
Sin ánimos de comparar, voy a sostener toda la vida que no hay mejor equipo que el que mantiene Meaglia en PROMMESA. No solo porque es una persona a la cual adoro, sino porque cuando muestra a sus pacientes, lo hace de manera amorosa, y con los resultados en la mano. Nadie en ese lugar estaría dispuestx a decir que se sintieron ridicularizados, al contrario... sabe que entre las muchas cosas que necesita una persona con estas características, una fundamental es sentirse apoyado y querido.

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