Laura terminó de escribir la última carta, en hojas de colores pero embebidas en lágrimas y la puso dentro de un sobre arrugado que ha sido víctima de manos temblorosas. Durante un largo rato lo miró hasta que por fin suspiró y lo apoyó en la mesa. Con le quedaba de fuerza, llegó a la cama y tras acostarse partió.
Partió porque estaba escrito y porque ella no iba a cambiar el destino. Se fue con la sensación de soledad que tienen aquellos que se mantienen rodeados de personas pero piensan en otras... Y en especial, porque Laura había dejado una parte de si misma en cada una de esas cartas que jamás habían sido leídas...
Encontramos el cuerpo pero nunca ese último sobre que dicen algunos testigos. Cada vez que preguntamos al respecto, todos coinciden que había existido. Algunos dicen que estaba sobre la mesa y que probablemente al limpiar lo desecharon, otros en cambio dicen haber visto como una fuerte brisa lo hizo desaparecer tras atravesar la ventana...
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