Aprendimos cuántos nos haríamos falta, el día que acerqué mi cabeza a la
tuya y frente con frente te susurré un "Te amo", a solas y con esa
forma de hablarnos, que por como estábamos acostumbrados, desconocíamos.
Pensaba que no podías responderme hasta que abrí los ojos, y vi una
lágrima caer de tus ojos... ese último día, entendí las mil cosas que
con amor estábamos saldando los dos. Imposible de entender para muchos,
pero importante para vos y para mí... ahí estaba lo fundamental: ese
pacto lo sellamos únicamente nosotros dos. Yo, prometí mantenerte vivo
conmigo; vos, me aseguraste que estés donde estés no dejarás de
acompañarme a cada lugar. Desde entonces, no dejé de pensarte, ni vos de
manifestarte...
Aprender a convivir en dos realidades diferentes, a
hablarnos sin usar tanto las palabras, a confiarnos lo más
importante... la vida.
En el lugar del mundo dónde te encuentres... Feliz vida!
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