miércoles, 26 de abril de 2017

#Arreglandonos

Tenemos derecho a llorar por lo que nos duele sin que nos molesten diciendo que exageramos. Nadie puede decirnos cuan dolidos podemos sentirnos. Pero después de un fin de semana de mariconeo intensivo, anoche ingrese a las redes sociales y leí como mucha gente se despedía de una mujer que no era mucho mayor que yo, que dejó un niño en esta vida que es tan pequeño que aún no sabe ni leer. Dejó a su esposo, amigas, familia... porque así la vida lo determinó. 
Esta mañana una mujer de 82 años se acercó al consultorio con su nieto de 15 años discapacitado y con lágrimas en los ojos me contó que murió su hijo después de 3 meses de pelea contra la leucemia y la plata no le alcanzaba. 
Se me hizo un nudo en la garganta y me acordé de la huevada por la que lloré -legal, aceptable porque a mi me dolió, pero una huevada al fin-. Me acordé de ese "ya se me va a pasar... mientras hago mis cosas" que respondí cuando me dijeron que quería que esté bien. 

De corazón... perdón por todas esas veces que dude en seguir mientras a alguien que tenía todas las ganas le arrebataron la vida.

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