Escuché mil historias, gente que venció enfermedades, otras que llevaron una bandera con su nombre caminando a Luján, depresiones coloreadas con acuarelas tras conocerla, pancitas de chicos llenas cuando pasaron días hambrientos y con frio; mujeres que ponían el Basta de Miedos en sus zapatos a la noche para caminar con fuerza... y me sigue emocionando como el primer día que la ví.
Yo no la sigo, no soy su fanática... soy su afín. No le pido nada, porque le debo la vida y todavía no sé como hacer para devolverle al menos un poco de todo lo que me dio. Camino la vida agradeciendole cada paso, y cada espacio, porque se lo merece. Y hoy soy locutora porque mi mayor ambición es llegar con voz a cada rincón del Universo para decirle quién es Viviana Canosa. Eso quiero. Ese es mi deseo cada año este día -y todos los demás- cuando brindo con Viviana, con los colegas y por mí... quiero ser agradecida toda mi vida.
Feliz día a vos... que me permitís vivir todo esto al lado tuyo.
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