Fui solo con la idea en la cabeza y un pobre boceto que armé durante una conversación con Ochi. La verdad, es que a pesar del amor con el que lo hice no se entendía nada...
Sin embargo, tuve la suerte de llegar al lugar correcto, pero sobre todo, di con la persona indicada. Analía es una artista, sabe captar los pensamientos, trasformar las meras ideas en verdaderas obras de arte y trabaja con pasión. A cada nueva pieza le pone el peso de un nuevo desafío. Para ella, no es una cuestión mercenaria y mucho menos te hace sentir como un producto más -sin exagerar, hay mucho de eso dando vueltas por ahí-.
Tras una conversación que tuvimos, previa al día del tatuaje, me quedé pensando... Tengo varios diseños sobre mi piel, y no recuerdo el nombre de ninguno de los tatuadores, la referencia era un lugar físico de buen nombre y eso bastaba para "confiarles" mi cuerpo. Lo cual está mal... desdibujé todo el tiempo, la referencia de autor, pero de todas maneras en ninguno de los casos el tatuador se involucró más que para calcarlos y hacer su trabajo.
Con Analía aprendí el efecto contrario, que lo que importa es el artista, claramente también tiene su estudio prolijo, ameno, cómodo y con todos los cuidados necesarios, pero podría estar allí o en cualquier otro estudio y Analía seguiría siendo ella misma, con todo lo que eso implica.
Me di cuenta que muchas veces alimentamos tipos que lo único que buscan es dinero rápido... o ¿qué creen que es eso de 2 x 1 con diseños pedorros extraidos de revistas yankies?, o te tiran una carpeta llena de folios y dibujos sobre hojas ya amarillas que tatuaron hasta el cansancio porque ellos "tatuan" pero no "crean"; porque ese "Es importante que traigas lo que quieras hacerte para que sea exactamente lo que tenes pensado" termina siendo el disfraz mediocre del no cuidado... ahí comienza, y continúa con las veces que no se preocupan por aconsejar sobre los tamaños, no cuidan del delineado, no les importa saber sobre qué colores pueden o no quedar mejor según la pigmentación de cada piel. En pocas palabras, no nos cuidan.
Por suerte, existen los artistas. Y no, no es condición suficiente saber tatuar para serlo, y aunque quizás haya muchos distribuídos por ahí (cosa que por experiencia, no me consta), yo les recomiendo a quien para mí se convirtió en la mejor: Analía Vitello (pueden buscarla en Facebook y ver otros de sus trabajos, son geniales). Es el combo perfecto: cuidado, creatividad, profesionalismo y buena onda!
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