Por suerte, otras veces se me pelan los cables y también tengo en cuenta que un golpe a 60km/h duele igual que uno a 350km/h (en terminos humanos) entonces me veo a mi misma buscando entrevistas que nunca se me habían ocurrido, y al margen del resultado a mi me encanta hacerlo por ella. Después puede que la entrevista no salga, o no les de la agenda, o no me quiera ni ver el productor; no creo que sea un fracaso. Ayer me había pasado la tarde resolviendo esas cosas y mirando recetas fáciles de comidas típicas de Australia. Esa idea me disparó buscar unas galletitas en internet, por mercado libre, oriundas de dicho lugar... y terminé enviando un mail directamente a AUSTRALIA, para saber si Arnott tenía locales en Argentina. Mail que escribí y del cual leí su respuesta en inglés. Idioma que de hecho, me cuesta mucho. Muy gentilmente me respondieron que no... no hay lugares donde los vendan en Argentina ni me pueden hacer un envío, pero pasadas las 23hs me acosté, abrazada a mi hija, y me quedé con dos cosas importantes en la cabeza:
1. El amor es maravilloso cuando no lo estructuramos, ni con definición, ni cuando le ponemos techo.
2. Me gusta (mucho) más mi versión de mi cuando me siento así.
Me gusta más la versión de mi que se siente como tocando la luna.
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