viernes, 11 de agosto de 2017

#PalabrasMás #PalabrasMenos


Hace un tiempo que estoy armando un diccionario apropiado a lo que siento. Quizás hasta sea justo hablar con la RAE (Real Académia Española) para que lo tenga en cuenta; estamos acostumbrados a usar un léxico tan tóxico que nos vendría genial que empecemos a cambiar esas malas costumbres por palabras con sentimientos más puros. 
No te diría que el proyecto está acabado, porque mis planes son que estas cosas me sucedan durante el resto de mi vida, lo que si puedo decirte es que estas son las que por ahora te puedo compartir. 

Me gustaría que desterremos la pena hasta de nuestro vocabulario para que si vale, valga la alegría; y que cada vez que necesites contarme que algo te pone triste podamos usarla como sinónimo de aprendizaje para que te duela menos. 
Sería genial que además aquello que cataloguemos como dolor tenga como significado: "Momento que nos acongoja que aunque a veces nos parezca que se nos parte el alma, corresponde a una parte ínfima de nuestra vida." . Pero más me gustaría que eso te suceda muy pocas veces -nunca- en la vida. 
Apoyo la idea de invertir los significados de triunfos y fracasos. Porque no creo que alguien que jamás fracaso sea alguien, por lo contrario, dueño de muchos triunfos; creo que mas bien es un sujeto que permaneció mucho tiempo quieto y eso le permite no equivocarse, pero que tampoco puede asegurarse de que eso signifique estar vivo. En cambio los fracasos, no siempre son fallidos; depende de cómo los direccionemos nosotros mismos... puede que sea sinónimo de tropezón y nos obligue a caernos, como puede que en realidad signifique lo mismo que una patada, duele un poco, pero siempre nos empuja hacia adelante.

Sé también que cada vez que hablamos, las palabras nos crean mentalmente ciertas imágenes. Por eso cada vez que decimos algo así como "mesa" no necesitamos estar viendo efectivamente ua mesa para saber a qué nos referimos. Con esta analogía, quiero confesarte que lexicamente con vos me suceden dos cosas:

1. Cuando te veo no tengo palabras. Siento que aún no encontré ninguna que sea digna de describirte. 
2. A su vez, hay dos que aunque no pueden describirte por completa tienen que ver con vos: princesa y perfecta. 

Tengo mis razones, aunque siempre me las cuestiones. Estas en todo tu derecho de cuestionarme y que no te parezcan suficientes, lo que no podes decirme es qué me sucede a mi cada vez que las escucho... porque cada vez que alguien las dice, o yo mismo las pronuncio a mi no se me pasa otra imágen por la cabeza más que tu foto... 



Continuará. 

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