Se que te esforzas a diario para que me duela menos la imposibilidad de verte; que esos días que te necesito mucho y me escuchaste llorar, viajas hasta mis sueños, impecable y vestido de blanco, para que no te extrañe tanto. Me abrazas fuerte, me estrujas contra tu pecho, y volves a susurrarme al oído que vos estás bien, una y otra vez, como en cada sueño que apareces. Para serte sincera, me tranquiliza saberlo... pero no por eso dejo de extrañarte. Siento el tiempo pasar y sin embargo, cada vez que agarro tus cosas vuelvo a llorar. Siento que te llevo conmigo, pero hay días que sigo necesitando el abrazo físico...
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