Si yo sabia que a los 26 años mi viejo ya no iba a estar, entonces hubiera pasado más tiempo en casa que en la calle;
Probablemente hubiera tomado más pavas de mate con yuyo después de la siesta los domingos;
Evitaría pelear por boludeces, porque cuando uno es joven se ofende muy rápido y tarda bastante en aprender que no tiene razón.
Seguramente diría menos burradas y tendría más paciencia. Si yo sabía que en vez de cantarle el cumpleaños con la cara de culo que lo caracterizaba, iba a tener que recordarlo a solas y llorando, hubiera perdido rápido la vergüenza que me daba saludarlo. Al contrario, llegaría a mi casa y lo saludaría con un beso cada vez que entraba, como jamás lo hice... porque para mi, mi viejo no era un superhéroe, pero era un guerrero inmortal. No solo no sabía que a mis 26 ya no iba a estar, sino que pensé que no se moriría nunca.
La vida me dio de ventaja 21 días para despedirme, y no falté ni una puñetera jornada, creo que a pesar de tus errores y los míos, hay cosas que entonces hicimos bien... logramos ser lo suficientemente fuerte para no soltarnos más.
Al que todavía los tiene, no pierdan el tiempo sin amarse.
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