miércoles, 31 de agosto de 2016

~Ojalá que no puedas~

Lo descubrió en la cama con otra mujer. Lo percibió invadido de sus besos; borracho de pasión por ver desnuda sobre él a una muchacha que a penas le presta algunas horas de goce, que lo vuelve loco, pero jamás le daría su vida, porque ella... ella es de muchos otros. Quedó perpleja frente a aquella imagen que no olvidaría nunca más en su vida, la misma que se proyectará una y otra vez en su mente mientras llorará durante meses por un idiota que prefirió perder su familia en una cabalgata de minutos hacia la nada. 
Dejó su cartera en el piso, y en silencio, destruída por dentro, lloró sin consuelo. Ese par de mediocres no sabía que responder, sudados y entre las sábanas, con el pudor y la vergüenza que no tenían a la hora del engaño, permanecieron durante el tiempo que Andrea se desgarró con la mirada baja, sobre la cama como dos entes inertes. 
Con el alma en ruinas y escasa respiración, Andrea se quitó el abrigo... Lo apoyó sobre la silla que dejó horas antes en una de las esquinas de la habitación; arremangó sus mangas y con un pequeño pañuelo de papel se secó las lágrimas. Mientras guardaba el pañuelo empapado de su llanto en su bolsillo, levantó su rostro. 
Con pánico por su hacer en silencio, ellos trataron de persuadir inútilmente a lo que quedaba de esa mujer que con un gesto bruscó los hizo callarse... -ahora resulta que no son tan valientes como pensaban, las piernas que hace un momento les temblaban de placer, en ese instante les tititaban de miedo. 
Sin embargo Andrea, se puso frente a ellos y sin quitar sus ojos sobre los de su estúpido amado comenzó a aplaudir... cada vez más y más fuerte. Sorprendidos por la reacción de la víctima, aquel hombre sin escrúpulos se animó a preguntar por qué, y ella respondió:

-"Pasarán seguramente días, meses y quizás años para que olvide esta situación. Para que llegue el momento en el que al nombrarte no sienta asco y que sin que lo merezcas te regale mis lágrimas. Lo que me resta por vivir de aquí en más, es simplemente un duelo. Doloroso, agudo, penetrante... que me obliga a rearmarme, a aprender respirar sin recordarte. Pero pasará un tiempo, no se cuánto ni tampoco me importa, y volveré a enamorarme de alguien más, porque la basura siempre es reemplazable... Pero vos, cada vez que te traicionen; cuando no te valoren; al llegar la noche y estes solo...; cuando quieras volver y yo ya no esté, vas a acordarte de aquel aplauso, porque la misma que se secó sus lagrimas, guardó su orgullo en el bolsillo y te aplaudió es el amor que dejaste ir, y que jamás volverás a tener. Ojalá que no puedas olvidarte de mí... no por mí, sino que posiblemente es el peor castigo que te toque vivir."

Sin otras palabras, Andre se marchó... en silencio y rota, pero de pie. 




 

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