Te ves más flacx, más gordx, más calvx, más viejx, más enanx... Te ves, y yo te lo cuento... de eso se trata, de mirar lo ajeno. Te saludan y te dan el NOTICIÓN de la vida, te dicen cómo te ves por si te olvidaste de mirarte hoy al espejo. Y, ¿qué saben de la nostalgia que nos da de nuestros propios cuerpos? De hecho, no nos da nostalgia los cuerpos del Otro y el paso del tiempo porque tenemos bastante con los propios...
¿Qué carajo saben de lo que nos cuesta mirarnos todos los putos días al espejo?... Acaso ¿les hemos preguntado qué les parece de "cómo estamos físicamente"?... Da la casualidad que cada vez que me pasó -bastante seguido, por cierto-, nunca les consulté -como seguramente les sucede a los que también se lo recuerdan-.
Parece que no cumplimos con los parámetros que el otro esperaba de nosotrxs, como si les debiéramos algo, como si el paso del tiempo a nosotrxs no nos causaría nada, como si fuera tan fácil levantarnos e intentar cambiarnos, vernos más lindxs, dejar esa vista jodida hacia unx mismx para poder amarnos aunque sea un poquito.
Creo que cuando a alguien le "da nostalgia" el cuerpo del otro es porque aún no fue lo suficientemente valiente como para mirar el propio.
Los invito entonces, a ser valientes!
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