Me hago cargo: los amé, los amo y pretendo verlos crecer.
Una convocatoria para ayudantes de cátedra en el mismo instituto en el que finalicé mis estudios, me dio la posibilidad de pensar en un aspecto de mi vida profesional que no se me había pasado jamás por la cabeza: ser docente. Y con una maleta llena de miedos, prejuicios y presiones llegué un lunes a las 8.30 am a uno de los estudios de Viamonte y me fuí hace unos días, después de haber terminado un ciclo, orgullosa. Orgullosa de la docente con la que dí mis primeros pasos: que haya sido Vanesa Olivieri lo hace aún más genial, porque me permitió reírme, crecer, aprender, disfrutarlo, participar; orgullosa de mí, porque sin dudas no soy la misma que llegó en abril, pero fundamentalmente... completamente orgullosa de cada uno de ellos, porque tengo la sensación de haber dado mis pasos agarrados de las manos, porque se bancaron mis devoluciones con altura y me respondieron con respeto; porque formaron parte de mi habilitante y no les importaba el resultado... llegué y para ellos yo "ya había ganado". Orgullosa porque los escuché enojarse, superarse y me dí el gusto de aplaudirlos las veces que quise. Y los volvería a elegir una y otra vez, con sus virtudes y desaciertos; con las veces que ponían todas las ganas y hasta cuando merecían los retos... porque siento que no me pudo tocar un mejor grupo que ellos.
Gracias a Isec por la oportunidad, a Vanesa Olivieri y a los pequeños gigantes... que espero para cuando gusten, en Limón y Sal!
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